Tras realizar un estudio en peces zebra, los embriones se desarrollaron más rápido que la norma cuando estaba presente el BPA o BPS. El BPA, bisfenol A, es un químico que se encuentra dentro de los plásticos que usamos para botellas de agua, contenedores o juguetes de los niños. En las últimas décadas estudios han demostrado que este químico es un factor desencadenante de enfermedades, como cáncer, o trastornos en el sistema reproductivo. Sin embargo, ¿las medidas de prevención han sido realmente útiles?
Empresas y fábricas de plástico han sustituido el BPA por el BPS, bisfenol S, otro químico igual de tóxico que su antecesor. La diferencia radica que ahora no sólo afecta a humanos, también a animales. De acuerdo con estudios realizados en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), bajos niveles de BPA o BPS, de tan sólo 25 horas, puede provocar la alteración fisiológica en animales desde estadios embrionarios.
Tras realizar un estudio en peces zebra, los embriones se desarrollaron más rápido que la norma cuando estaba presente el BPA o BPS. De manera que el equipo de investigación descubrió que la exposición a estos químicos puede sobrestimular el sistema reproductivo de los animales, incrementándolo hasta un 40 por ciento: “La exposición a dosis bajas de BPA tiene un impacto significativo en el desarrollo embrionario de las células cerebrales, las cuales controlan los genes reproductivos de la vida.”
Pese a encontrar data acerca de la toxicidad del plástico, la US Food and Drug Administration –FDA–, afirma que el BPA es seguro, por lo que aprueba usar contenedores y empaques de plástico. De modo que las personas se encuentran diariamente expuestas a pequeñas dosis de BPA, sufriendo consecuencias relacionadas con la toxicidad de estos químicos.