El agua es un recurso natural, indispensable para la vida en el planeta y para el desarrollo de las sociedades. En México existen muchos poblados que utilizan directamente el agua de un cuerpo de agua sin tratamientos ni almacenamientos previos, por lo que la deben cuidar y resguardar de contaminantes para consumirla. Muchos de estos contaminantes son fáciles de detectar y rastrear ya sea porque son fáciles de observar, como la basura, o porque hacen que cambie el color del agua. Sin embargo, existen contaminantes que no son detectables a simple vista, y si el origen de la contaminación es natural se dificulta aún más su detección. El arsénico es uno de los contaminantes del agua cuyo origen puede ser tanto natural como producto de las actividades humanas. Este elemento, que posee características tanto de metal como de no metal, es difícilmente eliminado pues su presencia y acumulación es común en la naturaleza.
El arsénico se deposita naturalmente en el agua a través de la disolución de rocas de origen sulfúrico (como el trisulfuro de arsénico también conocido como oropimiente), o también por la actividad volcánica cercana a cuerpos de agua. También hay actividades humanas que generan desechos que contienen arsénico, como las industrias de la fundición de metales, la de la producción de semiconductores y del vidrio, la agrícola y la minería, entre otras.
La contaminación de cuerpos de agua por metales provenientes de residuos mineros se puede dar por arrastres fluviales o por depósito directo. Los metales más comunes en estos residuos son mercurio, plomo, níquel, cadmio, cobre y el protagonista de este texto: arsénico. Las concentraciones de arsénico en cuerpos de agua dependen de su origen y suelen ser comúnmente de 0.001 a 0.002 μg/ml, pero cuando hay contaminación natural como la volcánica, los valores pueden ser aproximadamente veinte veces mayores. En los casos de contaminación por actividades humanas, los valores pueden llegar a ser en algunas regiones del mundo, hasta 500 veces mayores a los comunes. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), una de las asociaciones más importantes de monitoreo del ambiente, ha establecido que los límites permitidos de arsénico en agua que no afectan a los humanos, son de hasta 0.010 μg/ml o sea 10 veces el valor de los límites comunes en la naturaleza.
La contaminación de cuerpos de agua por arsénico se puede encontrar en muchas partes del mundo. Algunos ejemplos notables por la severidad de la afectación para los pobladores, son los casos de Hyderabad, en India, donde se han registrado concentraciones de hasta 200 veces por arriba de los límites permitidos por la EPA. En varios pueblos de Taiwán se han reportado concentraciones de hasta 80 veces lo permitido. Y en nuestro país hay reportes de contaminación por arsénico en distintos estados como Coahuila, Sonora, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Nuevo León, Puebla y Morelos (fig. 1). Cabe mencionar que en México también hay una norma para determinar los límites permitidos de arsénico y otros metales en el agua (NOM-127-SSA1-1994); éstos difieren de los recomendados por otras asociaciones como la EPA, ya que ella permite hasta 0.025 μg/ml de arsénico en agua. Sin embargo, en la mayoría de los casos nacionales reportados, las concentraciones están por arriba de las normas internacionales y nacionales, uno de ellos es el poblado de Huautla, en Morelos.