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Muchas personas, especialistas y empresas relacionadas con el mundo del agua utilizan y recomiendan la utilización de TDS (total de sólidos disueltos, por sus siglas en inglés) como una buena medida para analizar la calidad del agua. Las principales razones para utilizar este método es que es muy barato y sencillo de utilizar. Sin embargo, esta medida puede generar problemas y confusión ya que es muy limitada en cuanto a la cantidad y el origen de los parámetros de calidad del agua analizados. Para conocer más en detalle qué es TDS, cómo funciona y en qué casos tiene sentido utilizarlo como una herramienta para medir la calidad del agua, sigue leyendo.
 
¿Qué es TDS?
TDS engloba sales inorgánicas y pequeñas cantidades de materia orgánica disueltas en el agua. Los principales constituyentes de TDS son los cationes de calcio, magnesio, sodio y potasio y los aniones de carbonato, bicarbonato, cloro, sulfato y, especialmente en aguas subterráneas, nitrato. TDS se expresa en unidades de mg por unidad de volumen de agua (mg/L) o como partes por millón (ppm).
 
Típicamente, el agua mineral natural y el agua de grifo tienen un valor de TDS entre 100 y 200 mg/l. En áreas con una alta concentración de minerales, el agua de grifo puede tener valores bastante más altos. Tecnologías de filtrado del agua como la ósmosis inversa, la destilación de agua, o el intercambio de iones pueden reducir la cifra a casi cero, mientras que tecnologías como el carbón activo no filtran los TDS.
 
¿Un nivel alto de TDS es bueno o malo?
Gran parte del agua mineral tiene niveles de TDS más altos que el agua del grifo (ej. Evian tiene 300 mg/l; San Pellegrino 850 mg/l), por lo que esto no es necesariamente malo, ni bueno tampoco. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones que regulan la calidad del agua consideran valores hasta los 500 mg/l como completamente seguros, y hasta 2.000 mg/l como suficientemente seguros para consumir de manera temporal si no hay otra fuente de agua fácilmente disponible.
 
Para valores inferiores a 500 mg/l no hay ninguna evidencia científica de que los TDS supongan alguna diferencia en el agua, y en valores inferiores a 2.000 mg/l no se ha identificado ningún impacto en la salud. De todas maneras, para complicar la ecuación un poco, existen evidencias de que concentraciones altas de componentes específicos de TDS como el calcio, sí podrían tener un impacto negativo. En cualquier caso, con medir TDS no es suficiente, ya que no especifica los diferentes parámetros que constituyen el número final.
 
En un estudio llevado a cabo por la OMS, se llegó a las siguientes conclusiones sobre el nivel de TDS ideal en agua (mg/l):
 
Menos de 300: Excelente
300 – 600: Bueno
600 – 900: Regular
900 – 1,200: Pobre
Above 1,200: Inaceptable
Los niveles de TDS varían entre diferentes ciudades, por ejemplo, en Barcelona está en el rango 200-600 mg/l, Madrid 50 mg/l, Palma de Mallorca 400-900 mg/l, Berlín 260-400 mg/l, París 200-300 mg/l, Estocolmo 73-93 mg/l, Londres 260 mg/l… y todas ellas están consideradas ciudades con agua segura y saludable.
 
Es cierto que niveles altos de TDS normalmente se asocian a un sabor más fuerte y una sensación más prominente en boca, tal y como lo describen algunos expertos catadores de agua.
 
¿Por qué algunas compañías de filtrado de agua utilizan los niveles de TDS como unidad de medida de la calidad del agua?
La principal razón es que es barato y fácil de analizar. Los medidores de TDS se pueden comprar online por menos de 50€, y cualquier persona puede hacer sus propios tests en casa en pocos segundos.
 
Los tests que analizan el cloro, los pesticidas, los metales pesados, productos farmacéuticos y otros parámetros clave para medir la calidad del agua, requieren laboratorios sofisticados y costosos. Las compañías de agua municipales están obligadas a hacer tests de agua de este tipo a diario, y a publicar un informe científico detallado anualmente, como mínimo.
 
¿Cómo consigo datos precisos y fiables sobre el agua?
Como conclusión, el análisis de la calidad del agua es importante. Por ello, el uso de TDS es interesante como complemento de otras tecnologías, pero no tanto de manera individual. Por lo general, el concepto de que niveles altos de TDS en el agua son malos, está basado en la idea preconcebida del impacto negativo de los minerales en la salud.
 
Si quieres aprender más sobre el análisis de la calidad del agua, visita esta web.
 
En caso de que vivas en Barcelona, puedes buscar los últimos informes disponibles en la web de Aigües de Barcelona o dejar tu código postal aquí y te lo enviaremos directamente.
 

 

Si te gustaría hacer un test tú mismo para poder tener en cuenta si las tuberías de tu edificio están afectando al agua de tu grifo (por ejemplo filtrando metales pesados, calcio, magnesio, cloro, nitrato, sulfato, fluoruro, sodio, cobre o níquel)

Rubén Ramos caminaba por el parque y vio a un niño que hacía burbujas de jabón, una de ellas le reventó en el rostro y cuando se tocó la frente se dio cuenta que no tenía agua; en ese momento se percató que al reventar la burbuja se crea un pequeño spray que genera lluvias de moléculas acuosas que funcionan como un sistema de filtración. Así surgió BubbleTech, tecnología que filtra el agua por medio de burbujas, haciéndola 100% potable. La innovación permite beber el agua salada, contaminada por metales pesados, fluoruro, sílice, cloro, del drenaje, incluso el agua congénita de Pemex y de la industria refresquera.
 
Todo inició con una alergia a la contaminación: los doctores le dijeron a Rubén que para mejorar su salud requería comprar un humidificador y purificador de aire, pero los existentes eran muy caros. “Dije, no es posible que para hacer el bien tengas que pagar tanto dinero, quisiera hacer algo que fuera accesible para toda la gente, y comencé a resolver mi problema al hacer un humidificador de filtro de aire”.
 
Al conocer lo que pasa cuando una burbuja se truena, se centró en purificar agua. Para el 2014 Rubén, en colaboración con Aldo Mizrahi, crearon la empresa Uniaqua Tech y validaron la tecnología en el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica y también pasaron las normas para verificar su potabilidad.
 
Cómo funciona
Aldo Mizrahi dice que la tecnología es sencilla y económica. A partir de paneles solares, se crea energía que mueve turbinas, éstas generan burbujas, las cuales al reventar simulan un spray, con esta acción se purifica el agua, “es similar al efecto de limpiar el medio ambiente que crea la lluvia”.
 
Además, las partículas contaminadas caen y quedan neutralizadas en una tina de lodo que se recolecta después.
 
El sistema no requiere de mucha energía para hacer que el agua se evapore, tan sólo se necesitan 25 grados centígrados, “así como cuando te bañas en la regadera y sale vapor, no llegamos a las temperaturas que se requieren cuando se calienta agua en una olla”, detalló Aldo en entrevista a El Economista.
 
La filtración es inmediata y el verdadero reto, señala Rubén, “no está en la pureza, esa la tenemos, purificamos 100%; el reto es ver cómo se hace maquinaria que produzca más volumen de agua con menos energía”.
 
Una máquina puede purificar 300,000 litros al día y tiene una vida de 30 años, sin la necesidad de cambiarle piezas.
 
El emprendedor y científico dice que la diferencia de BubbleTech con la ósmosis interna (que es un sistema de filtración de agua) es lo económico , porque sólo trabaja con agua, poca energía y no requiere de membranas que se destruyen cuando pasan compuestos químicos, como sílice.
 
Modelo de negocio
El negocio de Uniaqua Tech consiste en proporcionarle el equipo a las compañías que requieren limpiar su agua, a las cuales se les cobra 20 pesos por medio cúbico, en promedio, y se les realiza un contrato por 20 o 30 años, tiempo de vida de la unidad.
 
La empresa también creó el Centro de Investigación y Saneamiento del Río Atoyac, que cuenta con una inversión del gobierno de Puebla de 30 millones de pesos, y tiene como objetivo limpiar el río; para ello se trabaja el agua que desechan las empresas.
 
“La idea es trabajar durante 15 años con todas las industrias para que el agua que tiren llegue limpia al río y se pueda sanear”.
 
También limpian el agua de la central de abastos de Puebla desde febrero de este año y mantienen negociaciones con una empresa refresquera y una refinería de Pemex.
 
“Tan sólo la industria refresquera tira entre tres y cuatro litros de agua por cada litro de refresco, ese líquido está saturado de sales y son veneno para el medio ambiente. Nosotros podemos regresárselos en calidad de manufactura, para poder hacer más producto”, precisa Rubén.
 
La tecnología también limpia el aire y los emprendedores están por cerrar un proyecto en el cual dos grandes esculturas urbanas de la Ciudad de México servirán como filtro. Por cada segundo, se limpiarán 30 metros cúbicos de aire y el residuo se quedará en el equipo para ser desechado.
 
Además, se trabaja para que los espectaculares de publicidad cuenten con la tecnología y sirvan como respiradores.
 

 

Diversos países ya buscan la innovación, pero los empresarios dicen que primero la implementarán en México y luego la exportarán.

Los hogares mexicanos destinaron durante 2017 un promedio de 52 pesos de su gasto semanal a la compra de agua embotellada, mientras que el gasto en agua de la red pública fue de poco menos de 41 pesos en promedio a la semana. Así lo revelaron los resultados del pionero Módulo de Hogares y Medio Ambiente (Mohoma) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) sobre la relación entre la población y el medio ambiente, al nivel de las acciones o prácticas que realizan los hogares y que tienen una conexión con el uso de recursos naturales y su degradación, detalló Notimex.
 
El organismo reportó que el porcentaje de hogares que compran agua de garrafón o botella para beber aumentó poco más de 5% en los últimos años, al pasar de 70.8%, en 2015, a 76.3% en 2017.
 
Contra lo que pudiera pensarse, el consumo de agua embotellada no es sólo un fenómeno urbano, sino que también ha ganado presencia en el ámbito rural, donde, en 2017, alcanzó a casi la mitad de los hogares.
 
Respecto de las motivaciones que la gente tiene para optar por beber agua embotellada, las de mayor frecuencia guardan relación con aspectos de salud en un 69.4% y de sabor o color del agua de la red pública en 19.6%.
 
En un comunicado, el Instituto apuntó que en 36.7% de los dos millones 114,000 hogares que informaron no tener acceso al servicio de agua de red pública se recurrió al acarreo para cubrir necesidades de este líquido.
 
Según los resultados, poco menos de la tercera parte de los hogares mexicanos 32.6% cuenta con excusado de tanque ahorrador de agua, en tanto que 21% de ellos dispone de regaderas o llaves ahorradoras de agua.
 
Respecto a la energía utilizada para calentar agua, los resultados de 2017 indican que en 47% de los casos ésta proviene de gas LP –tanque o cilindro-, en 12.5% usan leña y en casi 5% se emplea una energía limpia como la solar.
 
El INEGI refirió que en 4.5 millones de hogares del país, 13.4% del total, se usa leña como combustible para cocina. En 13.9% de esos casos existe una estufa ahorradora o eficiente de leña, 14.4% utilizan estufas o fogones que tienen habilitada una chimenea y en 71.6% de los casos, emplean fogones que no poseen chimenea.
 
De acuerdo con los resultados del Mohoma, 90% de los hogares en México informó contar con servicio de recolección de basura, y respecto de los que reportaron no contar con éste, 84.6% quema la basura como forma de desecharla y 43% aplica alguna práctica de separación o clasificación de los materiales residuales.
 
El PET es el material con mayor frecuencia de mención en las prácticas de separación; entre 2011 y 2017 el porcentaje de hogares que reportaron separar este tipo de material se incrementó en casi siete puntos porcentuales, al pasar de 72.7 a 79.6%.
 
Resaltó que en los hogares que informaron no realizar prácticas de separación de los desechos, la principal razón declarada fue que carece de sentido porque el servicio de limpia los revuelve al hacer la recolección.
 
El organismo apuntó que en 67.7% de los hogares reportaron reutilizar bolsas de plástico, le siguen en importancia los que reúsan envases de vidrio o plásticos con 35% y hojas de papel con 39%.
 
Al considerar los hogares donde se reportó la adquisición de algún automóvil, en 45% de éstos se informó que el criterio de selección para la compra se ligó principalmente al precio, mientras que el criterio de eficiencia energética (gasto de combustible) de la unidad fue utilizado en 28% de los casos.
 
Respecto a los criterios para comprar aparatos eléctricos o electrónicos, 52% de los hogares mexicanos decidió la adquisición del producto con base en el precio, mientras que los fundamentados en eficiencia energética y etiqueta ecológica corresponden al 17% y 3%, respectivamente.
 
En el terreno de la compra de alimentos, informó que 56%, poco más de la mitad de los hogares, reportó que el precio es lo que define la elección; la preferencia por productos locales representa el criterio utilizado en 17% de los hogares, aspecto que ha observado un comportamiento al alza en un análisis comparativo respecto de 2015.

El agua es un recurso natural, indispensable para la vida en el planeta y para el desarrollo de las sociedades. En México existen muchos poblados que utilizan directamente el agua de un cuerpo de agua sin tratamientos ni almacenamientos previos, por lo que la deben cuidar y resguardar de contaminantes para consumirla. Muchos de estos contaminantes son fáciles de detectar y rastrear ya sea porque son fáciles de observar, como la basura, o porque hacen que cambie el color del agua. Sin embargo, existen contaminantes que no son detectables a simple vista, y si el origen de la contaminación es natural se dificulta aún más su detección. El arsénico es uno de los contaminantes del agua cuyo origen puede ser tanto natural como producto de las actividades humanas. Este elemento, que posee características tanto de metal como de no metal, es difícilmente eliminado pues su presencia y acumulación es común en la naturaleza.
 





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