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"Jidouhanbaiki" (?????) o "jihanki" (???). Así es como llaman los japoneses a las máquinas expendedoras o vending machines, ese fabuloso invento que en el país nipón alcanza su máxima expresión: lo dicen las más de 5 millones de unidades que se extienden por todo el país. Es, con mucho, donde más de estas máquinas existen, y lo hacen por varias razones. Los impecables modales y la baja criminalidad y vandalismo hacen que estén (razonablemente) a salvo, pero es que las vending machines japonesas son ya un símbolo de un país cuyos ciudadanos no se extrañan de la cantidad de ellas que hay allí: lo que no entienden es que el resto del mundo no haya adoptado este invento, y quizás tengan razón. Las fotos de Eiji Ohashi son un rendido homenaje a la que es ya toda una señora tradición en Japón.
 
Máquinas que ya son parte del paisaje en Japón
Este fotógrafo ha recorrido Japón y ha demostrado que la presencia de esas máquinas expendedoras es espectacular en Japón. El país asistió a un crecimiento inusitado de este tipo de soluciones en la década de los 1960, ya que ofrecían una forma sencilla de vender productos que han permitido a los fabricantes de esos productos tener una plataforma de distribución asombrosamente eficiente que además tiene otro beneficio: refuerza la marca, que se ve por todas partes.
 
Esas máquinas expendedoras van mucho más allá de lo que vemos en otros países, y aunque la mayoría venden bebidas y comida, hay máquinas de todos los colores, olores (como esta de bragas usadas o esta de cacas) y sabores.
 
De hecho también se han desarrollado máquinas que venden productos algo más discutibles (como alucinógenos o cartuchos de juegos pirata para las Nintendo DS), pero lo cierto es que lo realmente curioso de estas máquinas es que uno puede encontrarlas literalmente en cualquier parte de Japón. Y si no, atentos a este álbum de fotos de Google+ recopilado por Kote Puerto en el que estas máquinas son protagonistas absolutas.

El verano suele ser esperado por todos por las vacaciones, las salidas al aire libre, los baños, etc., pero los días de alta temperatura y humedad (ola de calor) pueden transformarse en un gran riesgo para la salud, por lo que debemos estar informados y atentos para evitar que esto nos afecte. Es importante prestar una especial atención a los golpes de calor y a sus síntomas para reconocer si estamos sufriendo uno.
El golpe de calor, explican desde el Instituto de Investigación Agua y Salud, es el incremento de la temperatura corporal como consecuencia de una exposición prolongada al sol, a altas temperaturas o a la realización de un esfuerzo físico intenso en ambientes calurosos, muy húmedos o con poca ventilación.
 
Ante estas situaciones, el cuerpo sufre importantes pérdidas de agua y tiene dificultades para regular su temperatura por los mecanismos habituales como la sudoración, produciéndose, como consecuencia, un aumento de la temperatura corporal.
 
Cuando el cuerpo alcanza una temperatura de más de 40 °C (durante periodos de 10 ó 15 minutos), estos mecanismos reguladores del calor, quedan superados y entran en shock, produciéndose entonces, el temido golpe de calor.
 
 
En España, es frecuente que estos episodios ocurran en los meses de junio, julio y agosto, cuando se superan los 40 °C de temperatura. Los golpes de calor son más frecuentes al comienzo de una ola de calor, dándose en las primeras 24 ó 48 horas. Esto se debe a que el cuerpo aún no ha puesto en marcha los mecanismos de aclimatación.
 
Pero ojo, porque el golpe de calor puede presentarse en el momento, o después de varios días de la exposición a altas temperaturas.
 
¿Por qué se produce el golpe de calor?
Es cierto que el calor influye de manera negativa a la hora de producirse en nosotros un golpe de calor, sobre todo en zonas donde el calor es húmedo, como la costa o la playa, y que la humedad ayuda a que la temperatura de nuestro cuerpo aumente sin darnos cuenta.
 
La falta de hidratación es otra de las causas que lo provoca, por lo que unido a lo anterior, es muy importante que dotemos al organismo del agua necesaria para poder hacer frente a ese calor y manteniendo una sudoración constante para controlar la temperatura corporal.
 
Realizar esfuerzos físicos en las horas centrales del día es también otra de las principales causas del golpe de calor, por ello es necesario que no realicemos actividades físicas o prácticas deportivas intensas en este periodo, ya que la temperatura corporal aumentará y la sudoración no será suficiente para regular la temperatura interna del cuerpo.
 
Las olas de calor repentinas pueden ser otra de las causas del golpe de calor, ya que el organismo necesita un período para acostumbrarse a la temperatura. Si de un día a otro aumenta rápidamente la temperatura del exterior, existe un riesgo elevado de padecer un golpe de calor. Por ello, en estos casos, debemos garantizarnos un equilibrio hídrico adecuado y constante, tomando la cantidad necesaria de agua (entre 2 y 2,5 litros al día como mínimo), a intervalos regulares, procurando beber despacio y a pequeños sorbos, y permanecer en lugares frescos y alejados del calor para adaptarnos poco a poco.
 
Además de originarse por la exposición a un ambiente con temperaturas altas y por realizar ejercicio físico, también aumenta el riesgo de sufrirlo el tener fiebre o ciertas enfermedades y, aún en ambientes húmedos, se puede presentar a partir de la deshidratación, ingesta de medicamentos, alteraciones en los mecanismos de sudoración o el uso de ropa excesiva.
 
¿Cuáles son los síntomas del golpe de calor?
Es fundamental saber cuáles son los síntomas de un golpe de calor para poder reaccionar a tiempo de la forma adecuada, ya que es una situación de peligro que puede ser muy grave, especialmente en personas mayores, embarazadas, bebés y niños pequeños, ya que son los principales grupos de riesgo para sufrir un golpe de calor.
 
En el primer nivel, los síntomas habituales de un golpe de calor son:
 
-Piel enrojecida, caliente y seca
 
-Sed intensa y sequedad en la boca
 
-Sudoración excesiva
 
-Sensación de calor sofocante
 
-Temperatura mayor a 40 °C
 
Estos síntomas son los primeros indicios de alerta de que nuestro organismo puede estar sufriendo un golpe de calor, ya que puede suponer la pérdida de agua entre el 1 y el 5% de nuestro peso corporal.
 
En el segundo nivel, surgen otros síntomas como:
 
-Debilidad muscular y calambres
 
-Dolor de cabeza y mareos
 
-Orinar poco
 
-Anhidrosis (ausencia de sudor)
 
-Pulso fuerte y acelerado
 
-Dolor de estómago y falta de apetito.
 
Estos síntomas nos indican que nuestro organismo ha perdido entre un 6 y un 8% de “nuestro agua corporal”.
 
El tercer nivel es ya una situación de gravedad que exige una reacción inmediata, ya que de lo contrario puede llegar a producirse un colapso. Por tanto, es importante estar alerta ante los siguientes síntomas:
 
-Hiperventilación
 
-Agotamiento
 
-Nauseas o vómitos
 
-Estado de confusión y desorientación
 
-Pérdida de conciencia, delirio o convulsiones
 
-Desmayo o incluso coma.
 
Estos síntomas nos están indicado que el organismo ha perdido entre un 9 y un 11% de “nuestro agua corporal”.
 
Grupos y situaciones de mayor riesgo

 

Cualquier persona puede ser víctima de un golpe de calor ya que la temperatura a la que se puede producir varía de un individuo a otro, pero no obstante, hay personas que tienen mayor riesgo de sufrirlo dependiendo de diversos factores como: la edad, el sexo, la intensidad y duración de las actividades físicas que realicemos, las altas temperaturas y la humedad ambiental, así como, la tasa de sudor individual de cada persona. Todos estos factores condicionan la cantidad de agua que deberíamos beber diariamente, hasta el punto de llegar a incrementarse entre dos y seis veces la necesidad hídrica diaria de nuestro organismo.

Muchas personas, especialistas y empresas relacionadas con el mundo del agua utilizan y recomiendan la utilización de TDS (total de sólidos disueltos, por sus siglas en inglés) como una buena medida para analizar la calidad del agua. Las principales razones para utilizar este método es que es muy barato y sencillo de utilizar. Sin embargo, esta medida puede generar problemas y confusión ya que es muy limitada en cuanto a la cantidad y el origen de los parámetros de calidad del agua analizados. Para conocer más en detalle qué es TDS, cómo funciona y en qué casos tiene sentido utilizarlo como una herramienta para medir la calidad del agua, sigue leyendo.
 
¿Qué es TDS?
TDS engloba sales inorgánicas y pequeñas cantidades de materia orgánica disueltas en el agua. Los principales constituyentes de TDS son los cationes de calcio, magnesio, sodio y potasio y los aniones de carbonato, bicarbonato, cloro, sulfato y, especialmente en aguas subterráneas, nitrato. TDS se expresa en unidades de mg por unidad de volumen de agua (mg/L) o como partes por millón (ppm).
 
Típicamente, el agua mineral natural y el agua de grifo tienen un valor de TDS entre 100 y 200 mg/l. En áreas con una alta concentración de minerales, el agua de grifo puede tener valores bastante más altos. Tecnologías de filtrado del agua como la ósmosis inversa, la destilación de agua, o el intercambio de iones pueden reducir la cifra a casi cero, mientras que tecnologías como el carbón activo no filtran los TDS.
 
¿Un nivel alto de TDS es bueno o malo?
Gran parte del agua mineral tiene niveles de TDS más altos que el agua del grifo (ej. Evian tiene 300 mg/l; San Pellegrino 850 mg/l), por lo que esto no es necesariamente malo, ni bueno tampoco. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones que regulan la calidad del agua consideran valores hasta los 500 mg/l como completamente seguros, y hasta 2.000 mg/l como suficientemente seguros para consumir de manera temporal si no hay otra fuente de agua fácilmente disponible.
 
Para valores inferiores a 500 mg/l no hay ninguna evidencia científica de que los TDS supongan alguna diferencia en el agua, y en valores inferiores a 2.000 mg/l no se ha identificado ningún impacto en la salud. De todas maneras, para complicar la ecuación un poco, existen evidencias de que concentraciones altas de componentes específicos de TDS como el calcio, sí podrían tener un impacto negativo. En cualquier caso, con medir TDS no es suficiente, ya que no especifica los diferentes parámetros que constituyen el número final.
 
En un estudio llevado a cabo por la OMS, se llegó a las siguientes conclusiones sobre el nivel de TDS ideal en agua (mg/l):
 
Menos de 300: Excelente
300 – 600: Bueno
600 – 900: Regular
900 – 1,200: Pobre
Above 1,200: Inaceptable
Los niveles de TDS varían entre diferentes ciudades, por ejemplo, en Barcelona está en el rango 200-600 mg/l, Madrid 50 mg/l, Palma de Mallorca 400-900 mg/l, Berlín 260-400 mg/l, París 200-300 mg/l, Estocolmo 73-93 mg/l, Londres 260 mg/l… y todas ellas están consideradas ciudades con agua segura y saludable.
 
Es cierto que niveles altos de TDS normalmente se asocian a un sabor más fuerte y una sensación más prominente en boca, tal y como lo describen algunos expertos catadores de agua.
 
¿Por qué algunas compañías de filtrado de agua utilizan los niveles de TDS como unidad de medida de la calidad del agua?
La principal razón es que es barato y fácil de analizar. Los medidores de TDS se pueden comprar online por menos de 50€, y cualquier persona puede hacer sus propios tests en casa en pocos segundos.
 
Los tests que analizan el cloro, los pesticidas, los metales pesados, productos farmacéuticos y otros parámetros clave para medir la calidad del agua, requieren laboratorios sofisticados y costosos. Las compañías de agua municipales están obligadas a hacer tests de agua de este tipo a diario, y a publicar un informe científico detallado anualmente, como mínimo.
 
¿Cómo consigo datos precisos y fiables sobre el agua?
Como conclusión, el análisis de la calidad del agua es importante. Por ello, el uso de TDS es interesante como complemento de otras tecnologías, pero no tanto de manera individual. Por lo general, el concepto de que niveles altos de TDS en el agua son malos, está basado en la idea preconcebida del impacto negativo de los minerales en la salud.
 
Si quieres aprender más sobre el análisis de la calidad del agua, visita esta web.
 
En caso de que vivas en Barcelona, puedes buscar los últimos informes disponibles en la web de Aigües de Barcelona o dejar tu código postal aquí y te lo enviaremos directamente.
 

 

Si te gustaría hacer un test tú mismo para poder tener en cuenta si las tuberías de tu edificio están afectando al agua de tu grifo (por ejemplo filtrando metales pesados, calcio, magnesio, cloro, nitrato, sulfato, fluoruro, sodio, cobre o níquel)

Hemos adoptado nuevos hábitos saludables, muchos por moda, publicidad o por recomendación de algún amigo. Lo que nos pone a pensar sobre los beneficios del agua alcalina, ¿en realidad es milagrosa? La popularidad que ha alcanzado este tipo de agua ionizada ha hecho que consumamos agua con un pH alto, sólo porque creemos que vamos a obtener un beneficio. Del cual ni estamos completamente seguros.
 
Las marcas de agua alcalina afirman que consumir agua con un pH alto puede prevenir el cáncer y otras enfermedades importantes. La teoría proviene de que el agua alcalina puede combatir los radicales libres, elimina toxinas y favorece significativamente a nuestro cuerpo. Lo cierto es que hasta la fecha no existe un estudio científico que demuestre al 100% los beneficios del agua alcalina en la salud.
 
Pero ¿qué es el pH?... El pH es la escala de medición para las moléculas de Oxígeno e Hidrógeno con carga eléctrica presentes en una sustancia líquida. Éste determina el nivel de acidez o alcalinidad de un líquido, que va del 0 (máxima acidez) al 14 (máxima alcalinidad). El agua alcalina es muy rica en oxígeno y tiene un pH elevado superior a 7. Actualmente podemos encontrar marcas de agua alcalina con un pH de 7.3 como la Fiji, un pH de 7.8 en la Smart Water, un pH de 8.9 en la Icelandic, y hasta un pH de 10 en la Alkalife Ten.
 
Nuestro cuerpo ya cumple con la tarea de balancear nuestro pH a través de los procesos de desintoxicación y eliminación de desechos. Pero la mala alimentación, el exceso de alimentos procesados, azúcares y almidones, provocan un exceso de acidez en la sangre, que hacen más difícil a nuestro cuerpo mantener un pH adecuado. El objetivo de alcalinizar nuestro cuerpo es para contrarrestar la acidez en nuestra sangre, pero no es suficiente con tomar agua alcalina para lograr un equilibrio. En cambio, una dieta balanceada con más alimentos alcalinos, como frutas y verduras, y una buena hidratación puede mejorar nuestro pH. 
 
Es importante mantener un equilibrio en el pH de la sangre, ya que un nivel de acidez alto te predispone más a las enfermedades de manera considerable. Por lo que es vital para la salud contar con un pH ligeramente alcalino, de 7.35 y 7.45, para la correcta producción de energía, reparación de células, así como la absorción de nutrientes y minerales esenciales. El nivel de acidez o alcalinidad en nuestro cuerpo también se puede medir a través de la orina. Actualmente existen unas tiras reactivas que ayudan a calcular nuestro pH. 

 

Si decides incluir agua alcalina a tu régimen saludable, busca cómo complementarlo. Pregúntale a tu médico o nutriólogo que puedes añadir y/o quitar para lograr una alcalinización correcta. Recuerda que siempre hay que tener un equilibrio. ¡Elige bien!





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